¿QUÉ HACER CUANDO NO SABES QUÉ HACER?. Claves que salvarán tu vida del estrés y la confusión.

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Vivimos en una cultura del HACER donde parece que la valía de las personas se mide por la capacidad que tienen, en menor o mayor medida, de hacer cosas. Desde que somos pequeños nos adiestran y «domestican» para llevar a cabo tareas, dar la talla y estar siempre a la altura de un ritmo de frenética vorágine.

Tengo la suerte de viajar mucho por el mundo y por ello paso tiempo en aeropuertos y estaciones de distintos medios de transporte con gente de distintas partes del globo terráqueo. Habitualmente veo a la gente inmersa en sus dispositivos electrónicos como teléfonos, que son súper máquinas que hacen de casi todo, ordenadores, tablets, etc. Me encanta observar cómo se comporta la gente y cómo se comunica con sus semejantes. La característica más común es que las personas pululan por el mundo pendientes de lo último que pasa en su teléfono, non stop, olvidándose de lo que sucede a su alrededor; por ello es muy frecuente chocarse con alguien o pasarse una salida, por ejemplo. Cuando veo a la masa moverse, me pregunto, ¿dónde está la verdadera conexión?, ¿qué significa para los seres humanos entrar en comunicación con los demás?. Son pocas las veces que observo a gente buscando los ojos de los demás para conectar o simplemente para ofrecerles o regalarles una sonrisa.

En mi día a día como Entrenadora Neuro – Motivacional escucho a menudo frases del estilo: ya no sé que hacer, lo he intentado mil veces, no veo la solución, no sé como hacer esto, es muy difícil, es imposible, qué complicado y otras tantas expresiones en la misma línea.

¿Cuántas veces has probado a hacer algo diferente para conseguir cambios distintos?. Como he dicho al principio, vivimos en la cultura del hacer, medimos la valía de las personas por su capacidad de hacer y vivimos absortos por la tecnología, olvidándonos de conectar con la mirada y la voz de los demás, y lo que es aún peor, olvidándonos de conectar con nuestra mirada, nuestra voz y nuestro verdadero ser.

Hace un tiempo la vida me trajo lo peor y lo mejor de toda mi existencia de donde salieron divinos y constructivos regalos que me abrieron los ojos para una vida más plena y feliz y también para contribuir a mejorar la vida de los demás. En aquel entonces me encontré perdida, yo, que se suponía que sabía tanto, que había leído tantos libros, que había hecho tantos cursos y que ayudaba a los demás. La vida, de forma premeditada, me había agotado para que solo pudiera hacer una cosa: PARAR, la clave para salvar tu vida del estrés y la confusión. Alguien puede pensar, ¡qué fácil es hablar!, y ¿eso cómo se hace?.

Qué hacer cuando no sabes qué hacer
Lo importante es saber en qué consiste ese cambio

Lo más poderoso que puedes hacer cuando no sabes que hacer, te lo aseguro, te lo confirmo y si no te funciona espero que me lo cuentes, es PARAR en seco. Dejar de hacer, dejar de leer, dejar de ir a cursos, dejar de, dejar de, dejar de. En ese periodo de mi vida, donde paré todo lo que estaba haciendo, donde empecé simplemente a encontrarme de nuevo y a descubrir más quien era y qué necesitaba, todo empezó a cobrar sentido. Así de sencillo, parar. Parece que buscamos fórmulas complejas y soluciones de otro mundo para saber qué debemos hacer y sin embargo es más sencillo de lo que parece. Y lo tenemos delante de nuestros ojos y al alcance de todos.

El gran fallo de este sistema es no reconocer que:

Las personas estamos diseñadas para hacer… y también para SER y ESTAR.

Y por eso existen tantos desequilibrios emocionales en nuestras sociedades. ¿Cuánto tiempo dedicas en tu vida a ser y estar únicamente?, ¿Cuánto tiempo dedicas a no hacer?. Si no estamos haciendo, estamos creando estrategia y si no, pensando que vamos a hacer o que hicimos. Créeme cuando te digo que la felicidad del ser humano radica en gran parte en aprender a equilibrar esas dos partes y practicar mucho más el ser y el estar. Esto no es algo que yo me haya inventado o que sea nuevo, grandes filósofos del pasado hacían referencia a ello y por supuesto maestros de nuestra era han demostrado el poder de ser y estar. La meditación, cada día más en boga por fortuna, tiene ese objetivo. Todas las personas que conozco que meditan han experimentado unos cambios ESPECTACULARES en sus vidas, incluida yo. El día es más productivo con solo 5 minutos de meditación por la mañana, ¡tan solo cinco minutos!. Si te parece increíble pruébalo y verás lo que sucede. Te sugiero que hagas la prueba durante solo una semana y experimentes los cambios. Y por favor, ¡compártelos conmigo!.

En un próximo post te propondré un ejercicio para saber qué debes hacer cuando ya no sabes qué hacer.

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Blanca Holanda. escritora de libros y novelas tales como: La coleccionista de sensaciones o Clandestina

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