Hace muchos años leí un libro que decía que solo cuando somos extranjeros nos encontramos y nos conocemos de verdad como personas, ese libro se titulaba el Extranjero de Albert Camus.
¿Alguna vez has tenido la sensación de estar cansada de tu vida y querer vivir algo diferente? Cada vez me doy más y más cuenta de que el sistema cultural que hemos montado en este planeta nos lleva muchas veces a lugares de frustración, desidia, falta de ilusión y lo que es peor, a perder el rumbo de la alegría. Desafortunadamente son muchas las personas que me encuentro que no están satisfechas porque no llegan a cumplir unas expectativas que se han marcado desde la exigencia de una sociedad en la que los valores se han tambaleado un poco, o quizás…. un mucho.
Si algo me apasiona en esta vida, eso es viajar. Sería capaz de no comer, pero viajar, ¡qué no me lo toquen!
Como buena humana que soy también tengo mis ritmos biológicos, las hormonas y momentos en los que me gustaría mandarlo todo a paseo. Sí, no soy perfecta, más bien soy del club de las perfectas imperfectas. Y es por ello que experimento conmigo misma sobre como disfrutar más este viaje llamado vida en el que debemos rectificar el rumbo tantas veces como sean necesarias desde la flexibilidad y la alegría de poder hacerlo, al menos esa es mi teoría, como cuento en mi libro Como ser espiritual y no morir en el intento.
Efectivamente, cada vez que tomo un avión y me voy a otro país distinto, aunque sea cerca, me siento como una extranjera, un idioma distinto, diferentes hábitos de comida, gentes con fisionomía peculiar, edificios con una singularidad que no veo en mi día a día y sobre todo ver quién soy yo siendo extranjera. Si prestas atención, siempre, y digo bien, siempre, descubres algo de ti. Lo puedes descubrir en el silencio del paseo por las calles de otra ciudad o en la relación con personas con culturas diferentes. Afortunadamente el mundo está lleno de personas maravillosas, al menos esa es mi creencia y constantemente recibo mensajes en los lugares más insospechados, puede ser una niña que me mira y me sonríe, puede ser una anciana que me brinda una agradable conversación desde su paciencia y poca prisa por vivir o puede ser la mirada de cualquier ser humano. Alguien me enseñó hace tiempo a pronunciar esta frase por la mañana, hoy voy a estar atenta a los mensajes que la vida tiene para mí. Te aseguro que funciona.
Una cena con un hombre de casi setenta años me ha hecho reflexionar nuevamente sobre la importancia del aquí y el ahora, como diría Eckhart Tolle, sobre lo efímero de las cosas, sobre la importancia de vivir la vida con ganas. Curiosamente la cena era un menú sorpresa donde lo único que había que decidir era carne o pescado o si queríamos cuatro o cinco platos. No nos podían decir nada hasta que traían cada plato y el vino lo servían y había que adivinar de qué zona era. Muy interesante, entretenido y para mí, en ese momento, lleno de mensajes ¿y si la vida fuera así? Simplemente digo que sí y el resto es una maravillosa sorpresa porque decido crecer que el universo está a mi favor. Ese hombre con el que cené no quiere jubilarse, le apasiona su trabajo, es feliz, me comentó que tenía tantas ideas que pararse sería una blasfemia. Una amiga suya está jubilada y está, literalmente, amargada, llora porque ahora su vida no tiene sentido. Y es ahí donde me paré a pensar ¿qué da sentido a nuestras vidas? Creo que es en esa pregunta donde podemos encontrar bastante información que me llevan a la primera pregunta que te hice,
¿Alguna vez has tenido la sensación de estar cansada de tu vida y querer vivir algo diferente? Si fueras ciertamente honesta contigo misma, ¿dirías que tienes una vida maravillosa, una vida pasadera o una mierda de vida? Me gusta hablar claro para que se me entienda bien. Sí, a veces hemos podido tener la sensación de tener una vida de mierda o una vida mediocre y si de verdad tomamos un tiempo en investigar qué da sentido a nuestra vida, sé por experiencia propia que funciona y muy bien. La segunda parte es tomar cartas en el asunto y empezar a hacer cambios desde un sitio que al principio podría dar algo de vértigo y Rafael Santandreu en su libro Ser feliz en Alaska llama la alquimia de la incomodidad.
¿Si no tuvieras miedo qué harías?, ¿qué da sentido a tu vida?, ¿qué es realmente importante para tu paso por este planeta?, ¿si dejaras todos los patrones y condicionantes sociales, qué harías de otra forma? Te propongo empezar poco a poco, al menos una acción al día para acercarte a tus respuestas, a tus objetivos, a tu forma de vivir auténtica y desde el corazón.
Alguien más me enseñó esta creencia, ten el valor de vivir lo que tu corazón te propone. He tenido mucha suerte al encontrarme a personas fantásticas que me han enseñado tanto y tanto y tanto.
Ser extranjera es un lujo, es un regalo, es un reencontrarme conmigo y con mi esencia. Es poder disfrutar de otras energías, tanto de personas como de lugares. Una pareja me decía en el avión que se iban de viaje a Perú y después a Marruecos, ¡un mes!, como mochileros, olé por ellos, por elegir disfrutar, por descubrir que la vida es ir a por lo que más nos importante desde la seguridad que nuestro espíritu y nuestra sabiduría del corazón nos están guiando constantemente.
Alguien en el tren me ha regalado una bolsa con las huellas de unos pies en purpurina plateada, ¿serán los pasos de mi nuevo destino?
Aprovecha este verano para ser extranjera, para vivir otra vida, para hacer cosas diferentes a las que habías hecho antes, para cambiar tus hábitos, para ser quien siempre has querido ser.
¡VIVE LA VIDA CON GANAS!