Una de las preguntas existenciales para cualquier ser humano es, ¿porqué estoy aquí?, y como no, seguida de ¿para qué?
Hace no tantos años descubrí cual era mi verdadero propósito de vida. Probablemente, siempre lo había sabido y fue tras un proceso de auténtico liderazgo que descubrí el gran regalo que la vida me daba.
Algunas veces bromeo diciendo que trabajo en una empresa de electricidad, las caras de la gente pueden ser muy divertidas. En el fondo soy una eterna veinteañera que le gusta ponerse el mundo por montera y disfrutar por doquier.
Mi gran hallazgo fue saber que había venido a dar Luz. Ese es mi verdadero motor y mi guía. Tengo 46 años y no tengo hijos. Ha sido un largo camino hasta aquí y decidir no tenerlos, un proceso. Hoy en día cada vez hay más mujeres que deciden no ser madres. Con el tiempo he ido aprendiendo y experimentando que se puede ser madre de muchas formas. Un amigo un día me dijo, “ya eres madre de mucha gente, y lo serás de más”. El tiempo le dio la razón, y así lo he ido sintiendo poco a poco. Seguir mi propósito de vida me llena de alegrías y no importa donde esté, sigo mi propósito. Puede ser una sonrisa en la calle, una mirada de aliento, unas palabras, uno de los libros o artículos que escribo, cualquier momento es perfecto para dar Luz a las demás personas. Creo que la vida no me dio hijos precisamente para que pudiera dedicarme más a los demás. Es un auténtico lujo Dar, y a través de este acto siento que de alguna manera he dado a Luz, se me antoja como una linda paradoja.
Recientemente, haciendo unas sesiones de entrenamiento a un joven de 23 años, tuve esa gran revelación del placer de dar Luz, de iluminar el camino de alguien que está aprendiendo a asentar las bases de su vida y sobre las que construirá el resto del camino.
Tengo la suerte de tener cuatro divinos sobrinos que me enseñan y me invitan a que les de Luz. Es otra manera de dejar un legado en este planeta.
Mi teoría es que hemos venido a este mundo a pasárnoslo bien, que la vida es un maravilloso disfrute si aprendemos a bailar con los cambios, la incertidumbre y a encontrar las oportunidades de lo que va sucediendo en nuestro camino. No se trata de lo que nos sucede, sino de lo que hacemos con ello. La vida es un auténtico milagro cada día en el decidimos vivir disfrutando o lo contrario.
A ti que me lees, te invito a que des Luz allí por donde vayas y a que en cada momento identifiques las oportunidades que la vida te brinda.
Si eres una persona agradecida, la vida será agradecida contigo también.
¡Vive y da Luz!