Las palabras que emitimos tanto externamente como internamente llevan consigo una energía y construyen momentos. Si son negativas llenaremos de negatividad el ambiente y a la persona a la que las dirigimos y al contrario si las expresiones y las palabras que utilizamos son positivas.
Lo ideal en nuestras vidas, según vamos creciendo, es que reeduquemos y alimentemos nuestro vocabulario. No nos podemos quedar estancados con las palabras que conocemos a cierta edad, sino que lo importante es enriquecer nuestro léxico y conocer cuantas más palabras mejor para poder utilizar las más adecuadas en cada momento.
Es esencial restaurar y mejorar nuestro conocimiento de las palabras y expresiones porque a medida que vamos madurando podemos perder nuestra inocencia, lo que puede provocar que nuestra capacidad para crecer disminuya. Por esto, podemos empezar a dudar, a dudar de nosotros mismos, a ver lo negativo y perjudicial, en vez de lo positivo y enriquecedor, que es lo que realmente nos interesa a largo plazo.
Es conveniente conocer todo el lenguaje posible para saber cómo y cuándo utilizarlo y diferenciar los enunciados negativos de los positivos, para manejar con facilidad los que tienen carácter positivo.
Un ejemplo del uso del leguaje es el momento en el que preguntamos ¿no hay comida? o ¿hay comida?. Podemos decir que la pregunta es prácticamente la misma, pero con la negación del NO, ya estamos condicionando la expresión. Por lo que puede extenderse a dichos como No puedo, No tengo, Nosé o Ni si quiera lo intentaré y estos afecta a nuestro comportamiento, ya que las palabras pueden hasta obstaculizar nuestros pensamientos y acciones.
Tenemos que intentar sacar los matices de las palabras desde un punto de vista positivo y probar a emplear frases firmes y eficaces como Sí puedo, que ya lleva supeditada la idea de acción y posibilidad de alcanzar nuestros sueños y nuestras proposiciones.
Las palabras quedan ocultas en nuestra mente y corazón, y así van dirigiendo nuestra vida, por el camino que le indicamos.
De nuestras palabras depende nuestro futuro, así que empecemos a cambiar nuestra vida, cuidando las palabras que decimos y nuestra forma de hablar, así como si estuviéramos rodeados de niños siempre y nuestra vida se dirigirá por el camino por el que queremos desplazarnos y crecer como seres humanos.
Una forma de ampliar nuestro vocabulario y de aprender a utilizarlo con seguridad y aplomo es leyendo. Un libro interesante dedicado a este tema es El poder de las palabras de Kevin Hall, en el que se recoge el viaje del autor al encuentro de las once palabras de poder que se incluyen en el texto. Palabras como pasión o integridad, bien conocidas por la mayoría y la hindú genshai o la azteca ollin, que sorprenderán.
Un libro que se resume con ideas como estas: «Las palabras tienen poder, un poder increíble. Las palabra sanan… y también matan. Las palabras ayudan u obstaculizan. Constituyen la mismísima materia de nuestra realidad. Por eso, cuando adquirimos consciencia de su verdadero significado, cuando descubrimos la diferencia entre el lenguaje del progreso y el del pesar, nuestra vida empieza a cambiar«.
Un libro que puedes adquirir a través de este enlace:
Así que si estás decidido a cambiar tu forma de expresarte, enfocando tu vida a una dirección positiva y adecuada para contigo mismo y con los demás, no dudes en empezar valorando tu lenguaje y el de los que te rodean para conseguir crear un ambiente sincero, profundo y positivo y alejar los aspectos negativos de tu alrededor. Teniendo en cuenta sólo las palabras y empleándolas bien puedes alcanzar todos tus objetivos más fácilmente, porque los pensamientos influyen en las acciones y en la actitud, que es la verdaderamente importante para desarrollarte como persona y alcanzar todo lo que te propongas.
La actitud es primordial a la hora de progresar como persona y el uso adecuado de las palabras puede ayudarnos a crear un enfoque directo y apropiado para ver las metas con más confianza y conseguirlas de una forma más cómoda y sencilla. Sólo tienes que tener en cuenta que si te lo propones, tu puedes.