Hoy en día los líderes en empresas o grupos de distinta índole tienen un papel muy distinto al de hace años, cuando la figura del jefe, director o presidente era muy rígida y todas las decisiones y ocupaciones importantes recaían en esa persona, aunque los trabajadores o miembros del grupo eran parte más que fundamental para que todo saliera adelante.
La Real Academia Española (RAE) define liderazgo como la situación de superioridad en que se halla una empresa, un producto o un sector económico, dentro de su ámbito.
Una superioridad que se consigue gracias al trabajo, disposición y entrega de todas las personas que forman parte de una empresa o un grupo social concreto.
En la actualidad el modelo de Liderazgo Dimensional está pisando fuerte. Consiste en adaptarse a las necesidades de cada momento, tomar el rol correspondiente a cada uno de los que forman parte del grupo, encontrar la mejor solución para todos y liderar sobre lo que el contexto pone a nuestra disposición.
En este tipo de liderazgo existen obligaciones definidas que cada cual debe cumplir en el tiempo estimado, así los implicados se sienten valiosos y son conscientes de que su labor es imprescindible para conseguir los retos y objetivos establecidos en un principio. Nace el trabajo en equipo más puro, ya que si una de las piezas falla el resto del proyecto no puede salir adelante.
Existen cinco dimensiones diferentes de liderazgo desde las que es interesante poder liderar, ya que en el momento cambiante en el que nos encontramos ser dinámico y adaptarse a cualquier situación es un punto a nuestro favor como trabajadores y participantes en un grupo.
El liderazgo interior es la base para las demás dimensiones, ya que se basa en crear confianza y seguridad a los demás, tanto de pensamiento como de acción. Significa tener las ideas claras y actuar con transparencia según el propio criterio de cada uno, no los criterios e ideas que toman prestados de la organización.
El liderazgo empoderador, también llamado liderazgo desde atrás, pretende potenciar el talento de los demás, desde la sombra, sin llamar la atención y ayudando en todo lo posible para que los demás puedan crecer en su ámbito y conseguir exprimir todas sus cualidades y valores que pueda desarrollar. El coaching es un excelente ejemplo de este tipo de liderazgo.
Otra de las dimensiones es el co-liderazgo. En esencia es estar hombro con hombro con otra persona y co-liderar. Se caracteriza por escuchar las ideas de cada una de las personas que forman parte del grupo y unificar las más positivas para el bien común. Es una mezcla entre la escucha a los demás y la autoridad personal que cada uno pretende imponer.
El liderazgo frontal es la que se entiende como el liderazgo más puro. Se basa en que no basta con ser el jefe u ocupar un alto cargo en el organigrama de la agrupación correspondiente sino que es necesario servir a los demás, dirigiendo su camino y resolviendo las posibles dudas que puedan encontrar a lo largo del proceso. La persona encargada es la referencia que todos siguen y tienen en cuenta para conseguir los valores y propósitos que se establecen desde un principio.
Y, por último, el liderazgo integral. Implica conectar con los demás para rescatar lo que es más importante y necesario para todos, teniendo en cuenta una visión más allá de lo superficial de la realidad. Se refiere a evitar centrarnos en los procedimientos obvios y adentrarnos en el ámbito emocional.
Teniendo en cuenta estas dimensiones y adaptándonos a cada una de ellas cuando sea necesario se puede desarrollar una actividad más creativa, con confianza y seguridad que ayudará a sacar adelante los objetivos predeterminados de una forma más dinámica, rápida y con el apoyo de todos los integrantes. ¿Te animas a probarlo?, ¿crees que es una técnica que dará buenos resultados?.