Cambiar

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El poder de los pequeños cambios es algo que puede suponer un antes y un después en nuestras vidas. Por ejemplo, deberíamos incorporar nuevos hábitos en nuestro día a día si es que queremos estar mejor. Deberemos ir de una vez por todas al gimnasio, si lo que queremos en adelgazar o ponernos en forma. Otro gran clásico de los hábitos es: dejar de fumar y para ello es imprescindible hacer algo distinto, crear nuevos anclajes y nuevas costumbres. Una buena forma de cambiar los hábitos es imitar a los niños, ya que ellos no intentan cambiar de hábitos, simplemente comienza un nuevo. Un niño no necesita cambiar el hábito de andar a gatas, deja de hacerlo cuando descubre que caminar es una forma más práctica de desplazarse.

No es necesario luchar contra los viejos hábitos ya que esto produce una tensión innecesaria y como consecuencia la resistencia al viejo hábito es la que al final tiene más poder.

Podría ser suficiente cambiar un solo hábito de nuestras vidas para transformar otras costumbres hacia una vida mucho mejor. En el año 2006, investigadores australianos seleccionaron a dos docenas de personas de entre 18 y 50 años para participar en un programa de ejercicio físico. En el transcurso de 2 meses les hicieron realizar un número cada vez mayor de ejercicios de levantamiento de peso, entrenamiento de resistencia y rutinas aeróbica. Una semana tras otras los participantes hacían ejercicio con más frecuencia. Dos meses después su estilo de vida era más saludable y habían cambiado muchos sus hábitos. Cuanto más tiempo pasaban en el gimnasio, menos fumaban y menos alcohol y comida basura consumían. Pasaban más horas haciendo sus deberes y menos horas mirando la televisión. Los mismos investigadores hicieron una prueba completamente diferente al ejercicio físico. En aquella ocasión era para un programa de administración de su dinero. Les propusieron una serie de metas para ahorrar y les pidieron que se abstuvieran de pequeños lujos, como por ejemplo comer fuera de casa. Evidentemente, su economía mejoró. Pero, al mismo tiempo, empezaron a fumar menos y a ingerir menos alcohol y cafeína. Comían mejor y rendían más en el trabajo y los estudios. Una vez más se demostró que cuando se fortalece los músculos de la fuerza de voluntad, buenos hábitos parecían extenderse a otros aspectos de la vida.

Por ello, lo ideal para una persona que quiera cambiar de hábitos, es empezar uno nuevo. Aunque al principio podamos sentirnos incómodos, crear una nueva costumbre es como estrenar unos zapatos, al principio sientes algo de dolor, pero al cabo de poco tiempo te sientan como un guante. Cuando nos esforzamos para ir al gimnasio estamos cambiando nuestra forma de pensar, aprendemos a regular mejor impulso de las tentaciones entrenamos al cerebro para que se concentre en una meta y con lo que nos ha costado ir al gimnasio dos o tres veces a la semana acabamos pensando, quizás inconscientemente, que no vale la pena seguir comiendo porque en el fondo se trata de renunciar al placer inmediato para tener la plenitud a largo plazo.

Cambiar es una de las mejores cosas que puede hacer el ser humano para evolucionar y convertirse en la persona que siempre ha querido ser. Los hábitos nos ayudan a transformar o a conservar las mismas costumbres. Un día a día más disciplinado es posible ya que el poder de la mente es capaz de cambiar lo que queramos.
Disfruta cuidando tus costumbres y teniendo hábitos saludables.
TE RECOMIENDO ESTOS DOS LIBROS PARA DAR UN EMPUJE A TU CAMBIO, A MI ME AYUDARON:

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Blanca Holanda. escritora de libros y novelas tales como: La coleccionista de sensaciones o Clandestina

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