Excusas

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¿Cuántas veces buscamos soluciones a todo lo que nos pasa fuera de nosotros? A veces la solución está más cerca de lo que pensamos, tanto es así que la llevamos dentro. Hacer de la mente nuestra mejor aliada es seguramente una de las mejores decisiones que podemos tomar en la vida y hoy es mejor que mañana. Aprender a entrenar la mente es un bonito viaje lleno de gratas recompensas que todo el mundo debería hacer de forma consciente. Hoy es mejor que mañana para empezar. ¿Alguna vez has pensado que tu mente es la solución a tus problemas?

Si tuvieras que ir a las olimpiada, ¿qué harías?, lo más probable es que empezaras a entrenar para estar preparado para la prueba. Quizás te pondrías un plan de ejercicios para llevar a cabo cada día, cada semana, y además unas pautas de dieta. También cuidarías tus horas de sueño y descanso. En definitiva, establecerías un plan de entrenamiento teniendo en cuenta todos los aspectos necesarios. Pues bien, de eso mismo se trata si lo que quieres es que tu mente se convierta en tu aliada, debes entrenarla a conciencia cada día, cada semana, cada mes de forma constante, con ilusión y con una meta u objetivo concreto. Y si sigues tu plan de forma disciplinada, obtendrás resultados sí o sí. ¿Estás dispuesto a pagar el precio? Te aseguro que la recompensa merece la pena.

Una de las primeras cosas a tener en cuenta a la hora de entrenar tu mente son las excusas, ¿te persigue la “excusitis”? Toma las riendas del caballo desbocado que puede llegar a ser tu mente y métela en vereda, ya es hora de que afrontes la lista interminable de excusas y le plantes cara, ¿de verdad son reales tus excusas?, ¿de verdad no podrías derribarlas? Creo que sí, es más, estoy segura de que si las escribes y las reflexionas un poco te vas a dar cuenta de lo que te estaban saboteando. ¡Acaba con ellas! Tú vales mucho más que un puñado de excusas, eres la única persona que puede decidir qué hacer en tu vida. No permitas que las excusas tomen el control de tu vida y te manejen a su antojo.

Si quieres puedes fulminarlas con un poco de paciencia y constancia. Se trata de abordarlas una a una hasta que las desmontes o las quites su credibilidad, haciendo lo contrario de lo que te digan. Si por ejemplo la excusa es que no tienes tiempo, pregúntate cuántos tiempos muertos tienes a lo largo del día que podrías usar para entrenar tu mente, como por ejemplo cuando vas en el coche, cuando vas en un medio de trasporte o simplemente levantándote una o dos horas antes todos los días, circula por ahí un club de las cinco, sí, gente que se levanta a las cinco de la mañana para ocuparse de su crecimiento personal y de las cosas que realmente les gusta. ¿Te imaginas levantarte todos los días a las cinco o a las seis de la mañana? Si comienzas tu jornada laboral a las ocho de la mañana tendrás entre dos y tres hora más todos los días, y si arrancas a las nueve, entonces tendrás entre tres y cuatro horas.

Ahora haz un cálculo mensual y vas a flipar. Te invito a que cojas la calculadora y veas de verdad todas las horas de más que tendrías al mes. Después haz una lista de cosas que llevas tiempo queriendo hacer y vas posponiendo porque dices que no tienes tiempo, je, ¡jaque! Ahora se te ha acabado la excusa del tiempo. Y como este ejemplo, hay otros tantos sobre las excusas. Cada vez que tengas una excusa pregúntate si es real o si te estás saboteando. La recompensa merece la pena.

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Blanca Holanda. escritora de libros y novelas tales como: La coleccionista de sensaciones o Clandestina

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